Las cámaras térmicas utilizan el calor para crear imágenes que pueden utilizarse de diversas maneras. No dependen de la luz, por lo que las imágenes no se ven distorsionadas por el polvo, la niebla o la iluminación artificial, lo que las hace perfectas para las operaciones nocturnas y las condiciones meteorológicas extremas, como las tormentas y los incendios forestales. Las cámaras térmicas se utilizaron ampliamente durante la pandemia para identificar a las personas con temperatura corporal elevada, que es una de las formas en que se utilizan a menudo hoy en día también.
La tecnología de las cámaras termográficas ha avanzado considerablemente desde su creación hace casi 50 años, cuando se desarrollaron principalmente para aplicaciones militares, como el seguimiento de aviones enemigos por la noche. Con los avances modernos, este tipo de cámara está disponible comercialmente y se utiliza para la vigilancia de las fuerzas del orden, la protección de la seguridad del perímetro y la videovigilancia de infraestructuras críticas.