Los sensores infrarrojos pasivos, o sensores PIR, miden la luz infrarroja (IR) que irradian los objetos situados dentro de su campo de visión. Todos los objetos con una temperatura superior al cero absoluto emiten energía calorífica en forma de radiación, que suele ser invisible para el ojo humano pero puede ser detectada por los sensores PIR.
Los sensores PIR se utilizan con frecuencia en aplicaciones de seguridad debido a su capacidad para detectar el movimiento de personas y animales. Cuando una fuente de calor, como un ser humano, se mueve dentro del campo de visión del sensor, éste registra un cambio rápido en la energía infrarroja, activando una alerta.
El diseño de los sensores PIR les confiere una ventaja significativa para su uso en diversas aplicaciones. Consumen una energía mínima, ya que sólo detectan la energía emitida por otros objetos y no producen energía por sí mismos. Esto los hace ideales para su uso en dispositivos alimentados por pilas o en aplicaciones que consumen poca energía.
El uso de sensores PIR está muy extendido en los sistemas de automatización de edificios. Por ejemplo, se utilizan en interruptores de luz sensibles al movimiento, que se encienden o apagan en función de la presencia o ausencia de personas en la habitación. Además, son componentes integrales de los sistemas de alarma de seguridad, que alertan al personal de seguridad cuando se detecta un movimiento no deseado.
Seguridad de infraestructuras y sensores infrarrojos pasivos
Los sensores infrarrojos pasivos son fundamentales para proteger infraestructuras cruciales, como centros de datos, centros de transporte y centrales eléctricas. Estos sensores pueden detectar la radiación infrarroja emitida por los seres humanos, lo que los convierte en herramientas excelentes para identificar la presencia o los movimientos no autorizados dentro de estas instalaciones. Al detectar un cambio en la energía infrarroja -que indica movimiento- los sensores pueden activar una alarma, alertando al personal de seguridad de la posible infracción. Su bajo consumo y alta eficiencia los convierten en una opción sostenible y fiable para la seguridad permanente en estos entornos.
Vallas de seguridad y sensores infrarrojos pasivos
Cuando se incorporan a las vallas de seguridad, los sensores PIR añaden una capa adicional de protección contra las intrusiones. Detectan la radiación infrarroja emitida por el intruso e identifican la presencia de una persona que intenta escalar, cortar o traspasar la valla. Dado que estos sensores sólo se activan con el movimiento y el calor de los seres vivos, reducen significativamente la aparición de falsas alarmas causadas por elementos no vivos, mejorando así la eficacia y fiabilidad de las vallas de seguridad.
Protección perimetral y sensores infrarrojos pasivos
La protección perimetral es otro ámbito en el que los sensores PIR pueden desempeñar un papel importante. Pueden instalarse alrededor de los límites de una propiedad o instalación para formar un muro invisible de protección. Los sensores detectan cualquier movimiento humano dentro de esta área predefinida captando cambios en la radiación infrarroja. Estos sensores son muy útiles en zonas abiertas donde las barreras físicas pueden no ser prácticas o donde se necesitan capas de seguridad adicionales. Ayudan a mantener una vigilancia constante del perímetro, alertando rápidamente a las fuerzas de seguridad cuando se detecta una intrusión.